Es un modelo que avanza en todo el mundo, de la mano de una mayor longevidad. Se trata de un modelo residencial denominado “cohousing” o “covivienda”, y propone una forma de vida que recupera valores solidarios y de colaboración mutua entre personas que viven en proximidad.
¿Qué es el cohousing? Aunque este anglicismo (CO-llaborative HOUSING) o incluso la traducción como “vivienda colaborativa” pueda aparentar lejana en nuestras latitudes, lo cierto es que el concepto empieza a ser bien conocido. Cuántas veces hemos escuchado en la comida familiar del domingo, o entre unas cañas en el bar: “¿y si nos jubilamos juntos?”
La motivación para el cohousing en el grupo poblacional de mayor edad es variada… A menudo nace en oposición a un futuro no deseado (“no quiero ser una carga para mis hijos”, “no voy a poder pagar los cuidados si los necesito”, “no quiero que nadie decida por mí dónde o cómo voy a vivir”…). Estas reflexiones pueden resultar impulsoras en un primer momento pero la idea realmente se consolida y se hace fuerte cuando la persona comprende el cohousing como un vasto nicho de oportunidades: envejecimiento activo, soporte emocional de una comunidad en la que me siento incluida, ahorro económico, un entorno capacitante donde emprender proyectos y adaptable a mis necesidades cambiantes, mucha diversión.
Qué es el cohousing
La definición es empírica. Esto es, el modelo se ha ido definiendo a partir de los cientos de casos de éxito en todo el mundo. Así, las características invariantes son las siguientes:
- Es autopromovido, de iniciativa y diseño del grupo.
- Es co-diseñado, con un enfoque intencional para favorecer la relación vecinal.
- Existen zonas comunes significativas, que se comprenden como extensión de las viviendas (no de gestión externa).
- Autogestionado, con organización colaborativa de las tareas comunes (comisiones).
- No hay jerarquías, y los roles se reparten de forma natural.
- La economía es privada, y las viviendas cuentan con todos los elementos que aseguran la independencia de los residentes.
- En el imaginario colectivo las comunidades de senior cohousing (o jubilares) se asocian erróneamente a un cierto modelo derivado de las “residencias” de personas mayores: a menudo se confunden con “apartamentos con servicios”, “senior resorts” o “apartamentos tutelados”, donde no encontramos las seis características mencionadas anteriormente, principalmente en lo que se refiere a la autopromoción, autogestión y falta de jerarquía (suele haber “tutela” externa).
- Tampoco el cohousing se define por su configuración arquitectónica, pero sí por su diseño social.
- Realmente el cohousing se asemeja más a un pequeño barrio o a una comunidad de vecinas y vecinos bien avenidos (porque lo crearon con esa intención de vida colaborativa y mutualismo comunitario).
- El proceso de creación de comunidad, previo a la creación del complejo exige metodologías participativas y herramientas de inteligencia colectiva. Y es que ese deseo de “formar parte” (= participación, en mayor o menor medida) es una de las grandes claves.
- El cohousing es entorno físico y social que, construido de forma colectiva, facilita que esto ocurra.
Fuente: Buena Vibra