La final fue un partido donde los de Óscar Washington Tabárez mostraron una vez más que Uruguay no juega amistosos: un encuentro de gran calidad y tensión, donde el barcelonista Luis Suárez generó mucho peligro, con dos de sus lanzamientos se fueron al poste y se le anuló un gol por fuera de juego.
Con la victoria, Uruguay sucede a Chile como campeón de la China Cup, que en sus dos ediciones disputadas ha mostrado el potencial del fútbol suramericano.