“En reiteradas oportunidades me comentaba que se sentía amenazado, que recibía mensajes y sentía que un vehículo lo seguía. Estaba muy afectado por todo lo que le ocurrió”, dijo.
“Él me decía que no aceptaría ningún acuerdo y que prefería estar muerto que aceptar, y era su postura. No podía creer que con todo lo que se jugaba la justicia no hiciera nada. Veía que se inclinaba la balanza hacia el lado del poder y no hacía el lado de la razón, eso lo tenía muy angustiado”, comentó.
“En muchas oportunidades se planteaba de qué sentido tenía la vida. Fue un golpe duro cuando se pidió sobreseimiento provisional en torno a los acusados porque pensaba que con todas las pruebas que presentó esa causa tendría que elevarse a juicio oral”, mencionó.