En América Latina, Paraguay es uno de los países con la mayor reserva de agua dulce. Forma parte de la cuenca del Plata, que posee aproximadamente el 26 % de las reservas mundiales de agua, según Aquastat – Sistema de Información Global sobre el Agua, desarrollado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Nuestro país cuenta con abundancia en los tres tipos de agua: atmosférica, superficial y subterránea, como los acuíferos, que son gigantescos reservorios naturales de agua dulce que se extienden por debajo de la superficie.
En la Región Oriental se encuentran los acuíferos Guaraní y Patiño; y en la Occidental, el acuífero Yrendá, al igual que aguas subterráneas, en la zona del Pantanal. Entre las aguas superficiales, encontramos varios ríos, una enorme cantidad de arroyos y decenas de lagos. De estos últimos, el más importante es el Lago Ypacaraí.
El Ypacaraí se encuentra ubicado entre los departamentos Central y Cordillera, distante a 37 km de la capital. Su área de influencia o cuenca está conformada por los arroyos Yukyry y Pirayú, con aportes menores de arroyos ubicados al este y oeste del Lago. Las aguas del Ypacaraí llegan al río Paraguay a través del río Salado.
En el año 2014, el lago Ypacaraí fue declarado Área Silvestre Protegida (ASP), en la categoría de Reserva de Recursos Manejados por la Ley 5256/14.
La problemática
Desde hace décadas, el Lago Ypacaraí sufre un fenómeno cíclico que en ciertas temporadas produce concentraciones, por encima de valores normales, de nitrógeno y fósforo, como consecuencia, entre otras, de los efluentes orgánicos urbanos, domésticos e industriales y de las actividades agrícolas y ganaderas, provenientes de toda la cuenca.
La acumulación de nitrógeno y fósforo favorece a la aparición y desarrollo, o “blooming”, de cianobacterias, que pueden representar un problema para los otros organismos del medio acuático y para el ser humano.