La mujer comentó que su hija se iba 3 veces por semana a la casa del padre, quien vive con el abuelo de la menor, porque tenían un régimen de relacionamiento. Fue allí donde el abuelo supuestamente aprovechó para abusar de la menor.
“Yo le agarré y le pregunté quién te baña ahí y me dijo mi lela, pero mi lelo me martilla por mi ‘chuchu’, mamá, y yo ya no quiero más”, relató la madre.
“La primera vez (que percibió una señal) fue cuando el padre no llegó a tiempo a buscarle a mi hija en el colegio y le mandó al abuelo. Ahí mi hija se escondió y dijo que no quería ir con el abuelo, esa fue la primera señal. Después de un tiempo ella viene un día, la veo muy cabizbaja, la llevo al baño, noto sangre y ahí le preguntó qué pasó, y no lo digo yo, está en la cámara Gesell, está en los informes psicológicos, en los informes psiquiátricos de mi hija, ella habla claramente de lo que pasó”, relató.
Comentó que el padre nunca le creyó el relato de su hija y que incluso estuvo de lado de su padre, es decir el abuelo de la niña.
“Cocinaron todo” para otorgar prisión domiciliaria
Comentó que el abuelo fue condenado a tres años de cárcel, sin embargo dos días después de la sentencia “la jueza de ejecución de Luque, María Rosalía González, con la fiscala, que en este caso tendría que defender a mi hija, quien es Dora Irazábal, cocinan todo y le dan prisión domiciliaria al abuelo”, refirió. Agregó que el hombre presentó justificativo alegando que tiene enfermedades de base.
El abuelo cumple actualmente prisión domiciliaria, sin embargo, la mujer dijo que hay pruebas y fotos de que no cumple con la medida.
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