Por Ignacio Martínez
Aunque las cosas no están bien, vale reconocer la libertad existente. Es prudente además señalar que hay riesgos sobre ella. Peligros que si no son atendidos tienden a crecer y ser una amenaza para la estabilidad del mismo Gobierno que habrá de venir. ¡Sea del color que sea! Ni hablamos ya del EPP, la pobreza, la falta de productos agrícolas, el contrabando, la violencia en general, la inutilidad y la deuda externa. Ni de la corrupción y la impunidad. ¡Fíjense!: Queremos poner en agenda la advertencia que todas las causas citadas tendrán consecuencias en la propia estabilidad del nuevo Gobierno.
Gane quien gane, hablo de los dos principales con chances hasta ahora, Mario Abdo Benítez y Efraín Alegre, ¿tendrá la suficiente capacidad de gobernabilidad?. Si gana el primero, ¿logrará la unidad con el cartismo que pasará de ser oficialista a jugar de oposición?. Si triunfa el segundo, ¿sanará su histórica diferencia con el llanismo y se entenderá con su aliado circunstancial el luguismo?. Son interrogantes básicos, pero que por repetición en los hechos, más el internismo enfermizo en los partidos tradicionales y el personalismo de izquierda nacional, son agravantes de un deterioro constante.
Muchos economistas hablan de macro y microeconomía cuando se refieren a un tema elemental: El pan en la mesa. Los políticos suelen culpar la carencia a la lluvia, al sol y hasta a la nieve. Hay literaturas que se refieren a que el infortunio se apoderó de la Nación. Sin embargo, todo tendría su origen en la incapacidad de los políticos de acordar un modelo de Estado: Uno; de consenso, que busque el beneficio para todos, sin distinciones, aunque les duela a los militantes, de color e ideología. Si no hay dinero en el bolsillo ni seguridad personal y jurídica, ninguna propaganda oficial ni barricada opositora tendrán la fuerza para revertir los males que aquejan.
Mayormente se cae en el error de pretender culpar de las falencias sólo a un poder del Estado. La buena marcha de la República del Paraguay tiene que ver también con la calidad legislativa en el Congreso y la capacidad de castigo que tenga el Poder Judicial. ¿Esa cualidad existe hoy en Parlamento? ¿Hay agalla judicial para mandar en la cárcel a los delincuentes, sean amigos o no? Sin necesidad de muchos sondeos, la respuesta es no. Justamente esa mirada negativa trae otra averiguación: ¿Habrá sinergia entre poderes del Estado en el quinquenio 2018/2023 o seguirá la complicidad entre ellos?.
Por encima de los dimes y diretes que hubo con el llamado Pacto de Gobernabilidad (Wasmosy y Laino) y la denominada Alianza Patriótica para el Cambio (Lugo y Federico) -uno fue para algunos un reparto de cargos y el segundo para otros una mera fusión electoral- es necesario discutir la proyección de un verdadero pacto de alcance nacional. Que se entienda: No hablamos de reparto de intereses entre grupos. Ni de alianzas coyunturales. Hablamos de un pacto sobre un modelo de Estado.
Aunque pueda haber detractores, y con razón, falta un verdadero pacto para proyectar un Paraguay grande y poderoso, como idearon nuestros grandes pro hombres, como lo fueron José Gaspar Rodríguez de Francia y Carlos Antonio López, entre otros. Los indicios no son precisiones, pero valen para medir la temperatura de lo que podría venir si es que no se tomas las previsiones. Ojalá que las presunciones no conlleven más golpes a los 29 años de libertad, que hasta hoy se basa, exclusivamente, en una pugna electoral y de poco o insuficiente de la democracia con seguridad y calidad de vida.
Hay derecho a pedir algo más para atender urgencias y prioridades. Para eso hay pactar sobre un dibujo Paraguay. Acá nadie es más. Nadie es menos. Para éste proyecto son importantes los colorados, los liberales, todos los demás partidos. La izquierda, la derecha, el centro, el capital y el trabajo y todas las organizaciones intermedias. Si Mario Adbo Benítez y Efrain Alegre no saben, o no quieren, liderar algo nuevo, entonces estarán convirtiendo la alegría y el bullicio -que pretenden mostrar hoy en tiempos electorales- en protestas y silbidos, que vendrán de quienes hoy hacen el coro, aplauden y les azuzan a hacer el famoso cambio, pero girando sobre lo mismo. Están a tiempo: O pasan en la historia o son simplemente uno más del montón.