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Acosta también hizo hincapié en la definición de pobreza extrema, donde se ubican los ciudadanos que no tienen los suficientes ingresos para completar sus tres comidas al día. “Hubo un salto muy llamativo en este aspecto, el número actualmente totaliza más de 400 mil en esa definición”, dijo. Sobre los programas sociales destinados a este sector vulnerable, señalo que funcionan como una contención económica.
“Sin esos subsidios, los números se hubieran disparado, pero no permiten el efecto de salir de la pobreza, deben ir aparejados de una serie de capacitaciones, que ese dinero le ayuda a trabajar en algún oficio y sirvan de un empujón para la gente, si eso no se hace, vamos a estar pagando eternamente y dependiendo de la inflación”, manifestó.
Consultado con respecto a la asistencia de la merienda escolar para los niños y estudiantes de escasos recursos, apuntó que “fue motivo de grandes negociados, con empresas vinculadas a personas del sector político que fueron adjudicadas. Hay un montón de dinero que se desembolsó y nadie sabe donde está esa plata”, expresó.
Finalmente, puntualizó que un sistema similar al Pytyvõ, subsidio entregado durante la pandemia, “puede funcionar bastante bien, siendo focalizado y monitoreado, para asegurar que realmente a los chicos les llegue el alimento”.