En un decreto publicado este jueves en el Diario Oficial el mandatario instituye que están permitidas las “actividades religiosas, de cualquier naturaleza”, siempre y cuando sean “obedecidas las determinaciones” del Ministerio de Salud.
Ante el acelerado avance del coronavirus, las principales congregaciones religiosas de Brasil habían anunciado la suspensión de cultos, misas y celebraciones presenciales, que pasaron a ser televisadas. Sin embargo, la mayoría de las iglesias y templos siguen abiertos para ofrecer atención “individual” a sus miembros.
Bolsonaro, uno de los más incrédulos con respecto a la gravedad de la COVID-19 y que incluso llegó a exigir el fin de las medidas de aislamiento social, ya se había manifestado en contra del cierre de establecimientos religiosos y expresó que no cabía a los gobernadores “decir que no se puede tener más culto o misa”.
En los estados de Sao Paulo y Río de Janeiro, los más golpeados por el coronavirus, las actividades religiosas estaban limitadas y los cultos y misas estaban suspendidos.
Tras la publicación del decreto, la Fiscalía de Río de Janeiro recomendó al gobernador fluminense, Wilson Witzel, que adopte “medidas efectivas” orientadas a “la suspensión de toda y cualquier forma de reunión presencial en el ámbito de organizaciones religiosas” que “involucren aglomeración de personas”.
En el decreto publicado hoy, Bolsonaro, de 65 años, también ordenó que todas las casas de lotería bajo la órbita federal deberán ser reabiertas.EFE