Por Alejandro Vera
En la mañana del 16 de agosto de 1869, unos 4 mil niños y precoces adolescentes fueron sacrificados en la batalla de Acosta Ñu, el ejército de lisiados, ancianos y mujeres poco pudo hacer ante las fuerzas del imperio brasilero comandadas por el sanguinario Gastón de Orleans, Conde D´Eu.
El General Bernardino Caballero sobrevive y no está claro si se entrega o es hecho prisionero meses después de la muerte de Solano López. En Brasil recibe una pensión y comienza su incursión a la masonería, pocos años después, ya en Paraguay, fundaría los primeros espacios masones y también el Partido Colorado, que gobernaría el país guaraní por varias décadas hasta el día de hoy.
Por ello, el 16 de agosto, en los barrios cuando se reparten caramelos y se ofrecen meriendas, no se festeja, sino que se rinde honor a los niños y niñas de Acosta Ñu.